|
En la ciudad de Huesca el psicólogo D. Domingo Leopoldo Mosquera ofrece sus servicios de asistencia en psicología para adultos, así como para la infancia y adolescencia, y servicios de psicología para la empresa.
|
Textos para el darse cuenta Fragmento
extraído de:
MEDITACIÓN: LA PRIMERA Y LA ÚLTIMA LIBERTAD,
de OSHO ¿QUE
ES LA MEDITACION? No viene de ninguna parte, o viene de todas partes. Es sin causa, porque la existencia esta hecha de una sustancia llamada deleite. Cuando
no estás haciendo nada en absoluto -corporalmente, mentalmente, ni a ningún
nivel, cuando paró toda actividad y solamente sos, eso es meditación. No
podés hacerlo, no podés practicarlo, solamente tenés que entenderlo. Siempre
que puedas encontrar un tiempo para ser, simplemente, dejá el hacer. Pensar
también es hacer, concentrarse también es hacer, contemplar también es
hacer. Incluso si por un momento dejás de hacer y solamente te quedás en tu
centro, totalmente relajado, eso es meditación. Y una vez que le hayas
encontrado el truco, podés quedarte en ese estado todo el tiempo que
quieras; al final, vas a poder quedarte en ese estado las 24 horas. Una
vez que te des cuenta la forma en que tu ser puede quedarse imperturbable,
entonces de a poco, podés empezar a hacer cosas, manteniéndote alerta de
que tu ser no se agite. Esa es la segunda parte de la meditación; primero,
aprender a ser, y después aprender con pequeñas actividades; limpiando el
piso, dándote una ducha, pero manteniéndote centrado. Después, podés
hacer cosas más complicadas. Por
ejemplo, ahora te estoy hablando, pero mi meditación no se perturba. Puedo
seguir hablando, pero en mi centro no corre siquiera una brisa; hay silencio
nada más…Silencio absoluto. Entonces
la meditación no está en contra de la acción. No es que te tengas que
escapar de la vida. Solamente te enseña una nueva forma de vida: Te volvés
el centro del ciclón. Tu
vida sigue, sigue realmente con mayor intensidad, con más alegría, con más
claridad, con más visión, con más creatividad -sin embargo, estás más
distanciado, sos solamente un vigía en la cima, observando todo lo que pasa
a tu alrededor; no sos el que hace, sos el que observa. Ese
es todo el secreto de la meditación, que te convertís en el observador. El
hacer sigue en su propio nivel, no hay problema: Cortando leña o sacando
agua del pozo. Podés hacer cosas pequeñas o grandes; lo único que no se
permite es que pierdas tu centro. Esa
conciencia, esa observación, se tiene que mantener absolutamente clara, sin
nubes, sin perturbación. En
el judaísmo hay una escuela rebelde de misterio que se llama Hassidismo. Su
fundador, Baal Shem, era un ser extraño. A media noche volvía del río. Esa
era su rutina, porque en el río, de noche, había una calma y quietud
absolutas. Se solía sentar ahí, sin hacer nada -solamente observando su
propio ser; observando al observador. Esa noche, cuando volvía, pasó por la
casa de un hombre rico y el vigilante estaba de pie frente a la puerta. El
vigilante estaba intrigado porque cada
noche, exactamente a la misma hora, volvía este hombre. Salió y le dijo: -“Perdone
la interrupción, pero ya no puedo contener mi curiosidad. Me persigue la
intriga noche y día. ¿A qué se dedica?, ¿Para qué va al río? Lo seguí
muchas veces y no hay nada; lo único que hace es sentarse ahí horas y
horas, y después vuelve a media noche.” Baal
Shem le contestó: -“Ya
sé que me seguiste varias veces, porque la noche es tan silenciosa, que pude
oír tus pasos. Y sé que todos los días te escondés atrás del portón.
Pero no solo vos sentís curiosidad por mí, yo también siento curiosidad
por vos ¿A qué te dedicás?” El guardián le contesto: -“¿A
qué me dedico? Soy un simple vigilante” Entonces
Baal Shem le dijo: -“¡Dios
mío, me diste la palabra clave!, ¡Mi ocupación es esa también!” El
guardián dijo: -“Pero,
no entiendo; si es un vigilante tendría que estar vigilando alguna casa, algún
palacio. ¿Que está vigilando sentado ahí en la arena?” Baal
Shem le contestó: -“Hay
una pequeña diferencia: vos vigilás que nadie de afuera entre al palacio;
yo simplemente vigilo a este vigilante. ¿Quién es este vigilante? Ese es el
esfuerzo de toda mi vida; me vigilo a mí mismo.” El
guardián le dijo: -“Pero
ese es un trabajo muy raro. ¿Quién le va a pagar?” Y
él respondió: -
“¡La felicidad es tanta, el goce es tan grande, es una bendición tan
inmensa que es una recompensa en sí misma! Un solo momento y todas las
riquezas del mundo no son nada en comparación.” El
vigilante dijo: -“Eso
es muy raro…yo me pasé la
vida vigilando y jamás me topé con una experiencia tan hermosa. Mañana a
la noche lo voy a acompañar; quiero que me enseñe, porque yo sé cómo
vigilar pero parece que se hace en otra dirección. Usted mira hacia una
dirección diferente." Hay
un solo paso y ese paso tiene que ver con la dirección, con la dimensión.
Podemos enfocar tanto hacia afuera como cerrar los ojos al exterior y dejar
que toda nuestra conciencia se centre en nuestro interior y vas a darte
cuenta porque vos sos el que conoce, vos sos conciencia. Nunca la perdiste,
solamente dejaste que se enredara en mil y una cosas. Sacá tu conciencia de
todo lo demás y dejála descansar adentro tuyo. Entonces,
llegás a casa. El
núcleo esencial, el espíritu de la meditación, es aprender a presenciar. Por
ejemplo: hay un cuervo graznando. Vos estás escuchando. Son dos: Objeto y
sujeto; pero, ¿No podés ver un observador que está viendo a ambos? -El
cuervo, el que escucha y todavía hay alguien más que está observando a
ambos. Es un fenómeno tan simple. Estás
viendo un árbol; vos estás ahí y el árbol está ahí; pero, ¿No podés
encontrar algo más? -Que vos estás viendo al árbol y que hay un espectador
en vos que está viendo que vos estás viendo al árbol.- Observar
es meditación. No importa lo que observes. Podés observar los árboles; podés
observar el río; podés observar las nubes; podés observar cómo juegan los
niños; observar es meditación. No importa lo que observes; no importa el
objeto; la cualidad de observar, la cualidad de ser conciente y estar alerta
es meitación. Acordáte
de algo: Meditación significa conciencia y cualquier cosa que hagas con
conciencia, es meditación. No importa la acción sino la cualidad que traés
a tu acción. Caminar puede ser una meditación si caminás estando alerta.
Sentarte puede ser una meditación si te sentás estando alerta. Escuchar a
los pájaros puede ser una meditación, si escuchás con conciencia. Hasta
escuchar el ruido interno de tu mente puede ser una meditación si permanecés
alerta y vigilante. Todo se resume así: Uno no debería actuar inconscientemente. Entonces, cualquier cosa que hagas es meditación. Fragmento
extraído de:
MEDITACIÓN: LA PRIMERA Y LA ÚLTIMA LIBERTAD,
de OSHO
|
|